viernes, 13 de mayo de 2011

Variaciones

luego de algunos meses, despertó. antes, justo antes de que los caracoles tomaran la forma de los gatos, y vinieran a la puerta, el soñado ya había despertado apesadillado. afuera el maullido entrecortado denunciaba injusticias. la noche como un plato roto, arañada por los gatos y la lluvia, como ese poema que sólo él y yo sabemos.

habría querido quedarse dormido. el muchacho de las manos que no pesan. y yo ahora daría mi escasa fortuna por verlo dormir.

ahora necesito un plan sencillo para evitar que el desgarre sea un hecho irrevocable. ¿en qué espacio me meteré mientras escampa la cabeza? ¿dónde habrá sequía? ¿debajo de qué piedra me encontraré, con miedo y sed, esperando otra llamada?
ojos de vidrio, dime, cuánta tristeza cabe en un avión, en un fragmento de cielo, en un soplo que antes fue palabra, y ahora es nada. ¿nada?

llego como si no llegara. llego y todos ellos me miran tan contentos. sus cabezas absurdas, moviéndose con el viento, inventando frases que rasguñan en el centro de mi alma. no hay decoro en estas risas, sólo desamparo y vanidad. voces sobre voces: una una nota nota discordante dis-cor-dan-te que se repite, extendida como un pliege necio derritiendo la cabeza.

el calor de allá. traigo el calor de allá y lo dejo por ahí. pegado a las sombras de los árboles. 

lo único que me rescata de este agujero blanco rebotado de sol es pensar en su voz de papel escrito diciendo que me quiere. que me quiere. notas llanas, honestas, claras, saliendo de su boca. que me quiere. 
debajo del ruido de la lluvia, su voz de papel se hace un muro de piedra. resguardada de mi en él, sonrío un instante. ojalá supiera que lo quiero más de lo que dije, más de lo que hice, más de lo que ahora, pude.

yo, sudada de sueños rotos, me quito a trompicones el magma oscuro que ha hecho nido en mí. abro la jaula y salen los pájaros. entran, poco a poco, mis pedazos. declaración de fe. cerrar los ojos. sustraerme del presente un poco, inventarme, despeinada y descalza todos los días, sintiendo la textura de su suelo.

mi amor, no pienses que escribo sólo a raíz de la falta. pero es que a esta hora, y con este sueño arrastrado que pesa tanto como el recuerdo de tus manos que no pesan, y con todas esas voces alegres, malditas, insensatas, que me incendian la piel, no sabría yo cómo llenar el espacio que acabo de destruir con dos pequeñas manos que pesan y que dañan. que nublan y que extrañan.

anoche, sola y vacía, tu casa me abrazó.