hay una grieta en el techo de mi casa. cada vez se hace más grande. ayer, la noche tembló. ayer un pedazo de tierra, un pedazo de tierra que a veces sirve como país, como casa, como el lugar del odio, tembló.
hay una grieta en el techo de mi casa. una grieta al lado de una noche en pleno temblor. ahora está más grande. es lindo ver cómo una grieta se hace fuerte. anoche, acostada en el sofá de la sala de mi casa, miraba esa línea, esa herida granular escupiendo pedacitos de pintura blanca. llovía. llueve mucho estos días, y la grieta comienza a traficar gotitas de agua. la grieta ya no es sólo una grieta. ahora es también gotera.
es lindo ver cómo una grieta (una grieta casera) se hace grande, fuerte, multifacética.
claro, caro que pensé en mis grietas. tengo 29 años. soy una adolescente a destiempo. sí, yo veo la grieta y me dan ganas de escupir gotitas. ¿llorar? llorar por nada, por todo, cuando tienes 29 años, es medio ridículo. claro que pensé en mis grietas, en mis temblores, en la pinturita de mi cara que se va deslizando cuando las gotitas. asoman.
si tiembla otra vez, si temblara esta noche, otra vez, la grieta se abrirá más, y quizá, puede que hasta deje de ser grieta. y no es miedo lo que pasa, es pueril curiosidad por lo que salga de ahí. porque una, a los 29 años, todavía no sabe qué cosas se esconden detrás de una grieta. y esta casa es tan vieja. como yo. mi edad toda arrugada. parece que la piel aguanta más. que el cemento y la varilla.
parece que. y yo no sé, yo no sé si quiero saber lo que habita detrás de una grieta.
2 comentarios:
no sabes lo muy bien que me cayó tu texto en mi mañana tan llena de grietas.... ya ni distingo las grietas de la pared de las de mi piel... yo, creo, soy también una adolescente a destiempo. y eso, carajo, cansa.
Su peso es total, su acción solvente imparable. Y después pulula la erosión. Siempre se filtrará el agua. Y con el agua.....
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