(III)
Una isla. Árboles de espalda. Porque nunca nada
nos miró de frente. Una isla aplastada por la risa,
rayo amarillo trepando frentes. Y la ira que no llega.
la ira, tan de antaño. Tan como dormida en tu regazo.
Bebés rotos caen perseguidos por bolas de fuego.
Una isla. Que nadie lo repita. Una isla.
1 comentario:
Ni te imaginas cómo fue que llegue a tu blog, pero doy gracias a Dios por eso. Me ha encantado.
Un tremendo placer leerte.
Un abrazo desde el sur del mundo.
Gino.
Publicar un comentario