miércoles, 20 de junio de 2012

camuflaje

el desorden y la mesa. los papeles y las notas al margen de los papeles, las flores amarillas contra lo blanco forzando un contraste necesario. hoy vi a un soldado vestido de soldado: hojas, camuflaje de hojas, de ramitas, de piedras. un soldado doblado como un arco, un soldado como una pregunta, buscando el punto exacto desde donde retratar una flor que se alzaba en medio de una nada improvisada. todo en él se parecía a la bondad. su sonrisa de niño, sus manos grandes apuntando a lo bello que se alzaba como un fuego.
hoy, al ver a un soldado vestido de hojas, piedras, y ramas, buscando con extraño esmero un punto amarillo en medio de la pretendida nada, sentí que todo era mentira. sentí que el odio no existía, que tu camino me encontraría, que la llamada aquella nunca fue, que ningún niño se moría. no sé. sentí tu voz como lo único que hubo un día cuando tuve sed.
hay amores que duelen en la piel. hay otros que duelen más.
pero ¿qué habrá visto aquel soldado vestido de soldado? ¿qué dolor de pétalo indagó una mañana, frente al espejo de lo amarillo que a todos nos castiga?
el ruido de un avión que despega nos sume en la sordera esa en donde sólo cabe una fotografía. una idea leve, un querer a medias. la voz que un día fue tu voz, rematada en el vacío de la frase que no está. la frase que se esconde debajo de un ruido de avión.
cuando despega el vuelo la razón, queda poco, queda tanto por borrar.

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