martes, 23 de noviembre de 2010

Ficción de Venado







Fue
Casi
Como ver a un
Venado
Saliendo del agua

Y querer tener sed

Fue...
Cómo decir
Eso último
Arrastrado por
El mar
Absurda
Ofrenda

Fue
Como un venado
Nadando
Por los siglos
De los siglos
En secreto y como en
Fuga
Corroborando cuentos
Chinos de niños
Isleños
Melancólicos
Siempre
Ante todo lo que traiga
La marea

Fue verlo salir
Y saber que era
Mentira
Pues los cuentos
Siguen siendo
Cuentos
Y los ojos
Mienten
Y las cámaras
Mienten
Y las voces
Atravesadas por el
Viento
Seguramente
Mienten

Porque los venados no
Existen
No en una isla
No nadando en playas
No así
No mojando el
Viento con sus patitas
Frágiles
Temblorosas
No, no así
Con esos ojos grandes
Con toda esa
Tristeza marrón de
Arena mojada

Visiones
Yo lo sé
Yo lo digo porque sé
Que no hubo nunca un
Venado mojado
Inquieto y
Como desnudo
Saliendo de ninguna
Playa


http://www.youtube.com/watch?v=qsP1CPedBRQ&playnext=1&list=PLD53BB189E932C1E5

miércoles, 17 de noviembre de 2010

para Ingrid


déjala que encienda otro, no le preguntes del hielo, dale fuego, dale luz, dale viento, que a veces el álito de vida viene envuelto en humo, déjala que baile, que se pierda entre esos hombros, que salte sobre una mesa, sí, déjala que baile, ayúdala a cansarse, espántale el imsomnio, arrópala un poco, pero déjala, como una flor lunar abierta al frío, que suba, que baje, déjala que se pierda, pero pídele que vuelva, déjala que siga con su ritual de pestañas quemadas frente a la pantalla, y déjala que cante, y que se sirva otra copa, mientras pinta ángeles, como ella, tan caídos, ángeles cansados de cielo, y no le digas, no le grites, no le muerdas las ideas con tu calma, no le estrujes el vestido con consejos, no la jodas, loco, no la jodas, y déjala que sea la que siempre te desea, que se desgaste entre tus dedos como arena, como playa de bolsillo: pedazito de sol, ella, y déjala, que siga recogiendo pájaros muertos por la mañana, y que se queme los dedos si quiere, que escupa ceniza, déjala, si es linda, déjala que se embellezca, y que destruya todo lo que pueda, dale vidrio, dale procelana, y déjala, que maneje como quiera, dentro de las líneas casi simepre, bordeando el camino que se inventa, déjala que sea mapa, que sea ruta, atajo, o barranco, si después de todo, 
Ella siempre llega.