sábado, 2 de abril de 2011

él duerme. mareado de sueños que yo sueño en clave de pesadilla. él se cansa. se hace el muerto un rato, él. entre pastillas, cartas, mensajes de textos, pájaros.
él se muere un poco. yo lo llamo. él se esconde.
hoy, parece, jugamos al gato y al ratón.

viernes, 1 de abril de 2011

a chiara

ella me manda fotos de la playa por text. yo miro por la ventana, me encierro un poco más en mi paisaje. no  quiero maltratarlo. ni que me maltarate.
hoy todos hablaban del frío. y de otras cosas que no recuerdo. pero del frío, más que nada.
pero ella siempre me manda fotos, o chistes por text. y yo la quiero. porque rompe mi paisaje, lo maltrata cuando yo no me atrevo. lo quiebra, y quebrándolo es como si me rescatara de algo, como si me sacara de la intuición de un pozo, o de la ternura de los hornos de los que habla Mara. Sí, Mara, la poeta de los hornos.

hoy quise escribir como si no escribiera. escondiéndolo todo, recogiendo las pistas.
para que no sufras mi amor.
para evitar que tejas y destejas. parca terco. para doblegar esa voluntad interpretativa, que, mezclada con la voluntad poética, terminan devorándolo a uno. sobretodo cuando uno sabe tan bien. las cosas que sabe.

pero ella siempre me manda cosas. videos, canciones, poemas, fotos. tantas fotos. tratando de rellenar el paisaje, o quizá, intentando desinflarme a mi. un poco, venciéndome desde un teléfono, arrastrándome hasta la orilla de esa playa dormida, que me desconoce tanto. que se ahoga, con cada text, en mi memoria. y en las palmas de mis manos. cerradas. puños de agua.

un text. es que ella siempre me manda palabras bonitas, palabras que son como la risa. y fotos. muchas fotos.