miércoles, 19 de enero de 2011

Enero 19, por la noche

Rasca la noche en mis dedos pequeñas resolanas. Dice Ana que hoy hace mucho frío. Yo le dije que no, que no era para tanto. Ella me miró, muy madura, sabiendo que lo que quería era contradecirla. Me cedió la batalla. Yo dije que había salido y que me parecía buena la noche. Qué insistencia tan poco productiva la mía.
En la cocina suena el arroz. Hoy se comió bien. La muchacha del pelo largo, y el novio de la espalda ancha.
Qué lejana se ha vuelto la gente. Llegan escoltados por un silencio extraño, y se quedan, como colgados de las esquinas de tu casa (!de tu propia casa!), mirándote impasivos, con ganas de no tenerte ganas.
No, él todavía no me habla.
Qué ceniciento el deseo de estos días.
Mael vino a visitar. Palabra sobre palabra. Sus manos y las palabras. Jugando al gato y al ratón. "No sé si me expreso bien", dijo con poca fe, creyendo que no dice nada, ablandando sus hombros en la butaca que nunca uso porque es la butaca de la visita. Y aquí siempre hay visita.
Lo admito. Esta noche hace mucho frío. Espero que Ana no lea el blog.