viernes, 22 de junio de 2012

la rutina de casi todas las mañanas: picos violentos, alarido hinchado de viento meciendo los silencios de los árboles. el ladrido de un perro desorganiza el gran viaje del cuarto a la cocina. a veces lo espectral se hunde en la superficie de las cosas y entonces todo es más real. lo que no se ve aparece recortado delicadamente, cuidadosamente, debajo de mi falda. estoy pensando en ella. en sus ojos que se rompen, en su voz de piel de arruga.
el hombre se fue, pero antes dejó papeles, dejó palabras, dejó notas debajo de las notas, dejó márgenes, esquinas, gatos asustados, dejó frases incompletas, dejó líneas peligrosas.
ermitaño es el tiempo y todos vivimos en él. amargo es el tiempo y todos bebemos de él. la risa se seca detrás de una pared. el llanto atraviesa el reguero de cosas invisibles que se agarran de la piel, que hacen mella en el verbo, en el cansancio, en el querer.


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