viernes, 23 de julio de 2010

Búhos

Dos búhos enormes (¿como todos los búhos?) delante de mí. Dos aparatos de esos, sobrevolando mi cabeza. Eran las 10:30 de la noche. Yo regresaba de su casa cuando vinieron los búhos. Los dos se acomodaron en una misma rama. Me acerqué y no los puede ver. Todo muy oscuro. Tuve miedo de que el búho me viera buscándolo. Yo creo que ellos saben. Y una nunca sabe qué tipo de represalias pueda tomar un búho. Decidí entrar a la casa, y entonces los vi otra vez. Sus ojos amarillos (¿cómo es que todo lo importante llega envuelto en amarillo?) mirándome. ¿Mirándome? El otro ya había volado. Sólo uno se quedó en aquella rama.

Noche atlanteña. Parece que hay un sol negro muriendo allá arriba. Todo transpira, hasta los árboles. Y estos dos búhos. ¿Los has visto de cerca? Dan miedo. Sus alas abiertas, moviéndose en silencio, pesadas, tragando sólo un poco de viento. El que se quedó parecía que me quería decir algo. Caminé hasta un banco, me senté y te llamé. Te dije que acababa de ver dos búhos, te decía que eran muy grandes, y que parecía que me estaban siguiendo. Mientras te lo contaba, el susodicho apareció detrás de mi, derechito en un cable de teléfono. Digo de teléfono por decir algo. La verdad no sé qué cable era, nunca había visto ese cable, pero es que hay cosas que sólo podemos ver cuando un búho se posa sobre ellas.

Eran las 10:30 de un día que había empezado hacía como 48 horas. Verano te vas, y me sorprenden tus manitas… no me acuerdo de ese verso de Vallejo. Ya lo buscaré. Es que a veces pasa que el tiempo se detiene. Yo no sé si tu has visto a un búho parado en un cable delante de ti, cerca y sin miedo, esperando alguno de tus movimientos. El tiempo se detiene. Casi lo puedes ver, tensándose dentro de sus plumas. Hay, por supuesto, otras imágenes que saben cortar el tiempo. Como el papá sacando su ropa del armario, y mirándote con cierto miedo, o como su rostro dormido debajo del agua.

El búho se movió una vez más, y te lo dije. Mi voz se quebró. Te asustaste un poco. Quizá pensaste que me había vuelto completamente loca, y que no habían búhos de verdad, sino un montón de animalejos caminándome la cabeza. Pero me recuperé pronto. Después de todo, era sólo un búho quien me miraba tan fijamente. Te repetí que el búho me seguía, que había volado del cable hasta esa estatua que está en el medio del jardín. Te dije que no entendía, que no sabía que hacer, que tenía miedo de que algo pasara. Te dije, a modo de broma, para espantar mi espanto: What does this mean?! Traté de que no fuera importante, pero tú sabías que algo estaba pasando.

Voló. Se perdió entre los árboles. Lloré en la sala de mi casa. Todos sabemos por qué lloré. A veces nos pasan cosas muy lindas, y no sabemos qué hacer depués. Y quizás no a todos nos debería pasar lo hermoso. Lo tan hermoso que siempre corta el tiempo.

1 comentario:

Blanco White dijo...

Se tantea cierta paranoia polivalente , qué chévere. Estilo maduro, como siempre he dicho.

Nuestro búho (el múcaro) no es muy "enorme" que se diga...

Lindo. Te cuidas.